el Aren, el cual parece segado por un peluquero muy fino, y casi tiene aires de una persona muy afeitada, muy jabonada y muy olorosa. [] y doña Berta mil veces deseó
Obramaestra de la novela corta. Doña Berta, último y anciano miembro de la estirpe de los Rondaliegos, recibe la inesperada visita de un pintor que no sólo le devuelve la evocación de dulces y terribles recuerdos de juventud, sino la posibilidad de reparar una lejanísima culpa. Un delirio quijotesco de extraordinaria fuerza dramática y belleza literaria.
DoñaBerta sintió en el alma que su compañera de tantos años, de toda la vida, la abandonase en el trance supremo a que se arriesgaba; pero perdonó la flaqueza de la criada, porque ella misma necesitaba de todo su valor, de su resolución inquebrantable, para salir de su casa y meterse en aquel laberinto de caminos, de pueblos, de ruido y
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